A continuación describiremos un pequeño ejercicio para trabajar el enfado o la irritabilidad:

  1. Identifica lo que te ha enfado, que has sentido o qué situación ha hecho que aflorara.
  2. Empieza con pequeñas respiraciones profundas, pero siempre desde el diafragma, nota como tu barriga absorbe todo el aire y expúlsalo lentamente, así varias veces.
  3. Frena las voces de tu diálogo interno, que lo único que provocara es aflorar el malestar, substituye estos pensamientos por pensamientos positivos. Por ejemplo, “este enfado con mi madre es algo puntual, no vale la pena hacernos daños con lo que podemos decirnos”. La idea es frenar el enfado, relajar el cuerpo y la mente para poder afrontar la situación de forma rápida.
  4. Repite junto con la respiración una palabra o una frase que te permita relajarte: “relájate” “ me siento tranquilo y sereno”, “estoy aquí y ahora tranquilo” “estoy teniendo un buen día, no lo arruinare” “ tengo una actitud positiva” «ahora no es el momento, relájate».
  5. Una vez relajado, busca una solución preguntándote:
    1. ¿Qué ganas con el enfado?
    2. ¿Cuáles son tus opciones/alternativas?
    3. ¿ Qué harás que no has hecho antes?

 

Práctica la respiración para relajarte una vez al día, en casa antes de acostarte, por la mañana o antes de una reunión. La práctica te va a permitir controlar tu estado nervioso y afrontar con tranquilidad tu día a día.