Muchas de las cosas que intentamos controlar y no controlamos tienen que ver con la manera en que nos relacionamos con los demás. Hay cosas que no dependen de nosotros y no las vamos a controlar: su actitud, su motivación, lo que le gusta o disgusta, su receptividad a escucharte o el respeto por tus opiniones.

Resulta sorprendente darse cuenta de cuanta energía gastamos en intentar controlar lo que no podemos controlar. El control es una ilusión que nos da falsa seguridad porque la vida está llena de variables e imprevistos que se nos escapan totalmente. La fuerza con la que intentamos controlar es la misma que nos lleva a la angustia de no estar lográndolo. Cuando podemos aceptar esto es cuando nuestra relación con el entorno cambia, nos relaja y nos acerca a los demás.

Cuando centras tu atención en lo que puedes controlar en lugar de en lo que no puedes, se abren nuevos caminos. Puede que te sorprenda descubrir que a partir de ahí empiezas a influir sobre factores que creías fuera de tu alcance. Te alegrará descubrir que tienes control sobre otros elementos que pueden mejorar tu estado de ánimo. Actuar sobre lo que sí controlamos restaura esa sensación de confianza en uno mismo que te permite sacar el mejor partido de una mala situación.

Elige una situación que te parezca  que no controlas, que te provoca estrés, que sientes inseguridad  y examínala desde la perspectiva de estas tres preguntas:
1. ¿Qué es el que no controlo de esta situación?
Haz una lista de todo el que se te ocurra, incluyendo la actitud y acciones de los otros.

2. ¿Qué es el que estoy intentando controlar?
Haz una lista de todo el que estás intentando controlar en estos momentos, no importa que esté en la lista del que no controlas.

3. ¿Qué podría controlar que ahora no estoy controlando?
Haz una lista del que podrías controlar que antes no has tenido en cuenta

Lo habitual después de responder a las dos primeras preguntas es que te sientas indefenso. Pero si respondes bien, la última te ofrece una oportunidad para reflexionar y descubrir  nuevas posibilidades que quizá no hayas visto antes. Es lo que te permitirá enfrentarte a la situación desde otra perspectiva más sana.