El estrés es, según la Real Academia Española, la tensión provocada por situaciones agobiantes que originan reacciones psicosomáticas o trastornos psicológicos a veces graves.

Lo cierto, es que hoy en día sobran motivos para estresarse: el bullicio de las ciudades en las que vivimos, el tráfico y las grandes aglomeraciones de personas, los problemas que puedan surgir en el trabajo y los que aparecen en casa. La lista puede ser muy larga, pero existen distintas formas con las que podemos combatir la tensión.

Una de ellas es la que propone Steve Sisgold en su libro Whole Body Intelligence . A través de 7 sencillos pasos, que se realizan entre cinco y siete minutos.

Desconectar:
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Como si desconectásemos un objeto electrónico, dejándolo sin su fuente de electricidad para poder funcionar hasta que lo volvamos a conectar. Este primer paso consiste en desconectarnos de todo aquello que nos genera distracciones y tensión.

Explica Sisgold que se trata de una forma de “aislarnos del mundo que nos rodea”. No es necesario hacerlo durante demasiado tiempo, solo un rato ya hace que “mejora nuestro ritmo cardiaco” frente a una situación de estrés.

La desconexión se debe hacer entre unos cinco y siete minutos, en los que se realizarán los siguientes pasos.

Respirar:
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Son muchos los estudios que hablan de la importancia de respirar para disminuir el estrés.

Cuando nos encontramos en situación de tensión empezamos a respirar de forma más agitada y perdemos el aliento. Esto puede derivar en un aumento del estrés, es precisamente por esto que es tan importante que aprendamos a respirar para relajarnos ante situaciones de estrés. Un buen ejercicio, recomendado por Sisgold, es el de tomarnos el tiempo de respirar profundamente tres veces: inhalar por la nariz, llenar nuestros pulmones y exhalar lentamente por la boca.

Observar:
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La capacidad de examinar atentamente lo que nos rodea está enormemente influenciada por nuestras ideas, según los resultados de la investigación. Pero esto no es lo único, también nuestro nivel de estrés puede nublar nuestra observación.

Aplicando los dos pasos anteriores ganamos la posibilidad de observar con mayor claridad y, en consecuencia, poder detectar mejor todo aquello que nos rodea, lo que nos está produciendo el estrés y también examinarnos mejor a nosotros mismos para observar cómo estamos reaccionando.

Es importante examinar cada una de las cosas y cuerpos que hay a nuestro alrededor. Hacerlo durante al menos 60 segundos y descubrir las sensaciones que ese análisis nos produce.

Informar:
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En el cuarto paso de esta técnica,  tras haber dedicado tiempo a la observación, informemos de aquello que hayamos visto.

Tomar medidas:
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Teniendo claro qué nos está generando tensión y cómo estamos respondiendo a ello ha llegado la hora de tomar medidas.

Esto implica cambiar todo aquello que esté provocando la situación de estrés y mejorar nuestra reacción. Es decir, si observamos que estamos manteniendo partes de nuestro cuerpo en tensión ante una situación concreta, debemos corregirlo y relajarlas.Es importante tomar mínimo 60 segundos para este paso.

Visualizar:
          Resultado de imagen de visualizar

 

 

 

 

 

 

Tras corregir la parte física, llega el momento de aclarar la mente. El sexto paso de la técnica consiste en tomarse entre uno y dos minutos para visualizar para formar una imagen mental de algo.

Reiniciar:
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Ha llegado el momento del último paso, reiniciar. Para hacerlo es necesario tomarse un momento y pensar en la próxima acción que queremos llevar a cabo. Ordenar las prioridades y mantener la concentración en aquello que decidamos hacer primero.

Una vez nos hayamos vuelto a enchufar a la realidad estaremos mucho más relajado.

¡Solo son 7 pasos,  a que esperas!